El desenlace
─El pulso es
débil y la herida muy profunda, tenemos que cerrar la herida y rehabilitar el
pulso.-oí de fondo en mi cabeza.
Más tarde desperté en el hospital,
me sentía confusa y, aún, un poco mareada. En cuanto los médicos se percataron
de que había abierto los ojos se abalancharon sobre mí. Después de un rato de
estarme haciendo pruebas me explicaron lo que había sucedido cuando me
encontraron. Habían buscado desde dónde se había realizado la llamada y habían
dado conmigo.
Pregunté por mi hija y me explicaron
que no habían podido contactar con nadie. Les dejé el número de mi hija para
que la avisaran y no se preocupara.
Unas horas más tarde mi hija estaba
allí.
─¿Cómo te
encuentras mamá?-me preguntó con tono dulce agarrándome fuertemente la mano.
─Bien, cariño, al menos ahora estoy bien.-le dije
tranquilizadora.-Pero, ¿y tu viaje?
─He suspendido el vuelo, no me podía ir contigo así.
Cuando me dieron el alta, la
policía me hizo unas preguntas para encontrar a la persona que me había hecho
esto. Les dije lo poco que sabía y me fui.
No sé cómo, pero consiguieron
encontrarlo; que yo recuerde fue porque a unos metros de la gasolinera
encontraron el cuchillo con el que me apuñaló y consiguieron las huellas
dactilares. Había sido aquel invitado que me había recomendado la carretera
comarcal, que en realidad aquel invitado era un antiguo empleado mío.
Se había enfadado porque lo
había despedido por robar y había estado desde entonces buscando la forma de
vengarse de mí. Al final lo consiguió,
pero fue a la cárcel por intento de asesinato. Me sentí realmente aliviada cuando lo encerraron y
pude vivir más tranquila.
No hay comentarios:
Publicar un comentario